En el mundo de las relaciones de pareja, de la búsqueda constante de ese ser humano que nos haga felices, como reza la creencia de que para ser felices necesitamos de otro, es clave hacernos la pregunta de ¿por qué hay que tener sexo para llegar al amor?  Según la filosofía popular, los hombres buscan sexo y ofrecen amor a cambio de sexo. En realidad, creo que ese es un paradigma que ha hecho carrera en una cultura de machista.  Pienso que llegó la hora de darle la vuelta a esa creencia. Como Coach, he escuchado y observado como en los temas del sexo y el corazón no se puede jugar.  Hay sufrimiento, engaños y falta de amor propio, de autoestima.   Todo está conectado con todo.

Las historias son muchas.  Alguna vez, escuche a alguien decir que su novio le decía que ella no le daba lo que él quería, entonces ella pensó en complacerlos más.  Sin embargo, su novio era un hombre adicto al sexo, que nunca jamás nada lo iba a satisfacer.  En cambio mi cliente comprendió que ella tenia que amarse de verdad, porque no se trataba de sexo, sino que una relación de pareja se construye de muchos adictamentos.   En vez, de sacrificarse por alguien que solo buscaba placer y no tenía interés en construir una relación de pareja saludable. Para este caso, la relación de pareja solo existía en las expectativas de mi cliente que antes de hacer el proceso de coaching pensaba que ella tenia una pareja. Luego descubrió que eso no era así.  Que ella se había echado un cuento que se creía a así misma.   Traigo esta historia,  para reflexionar sobre la pregunta que nos atañe.  ¿Por qué se busca llenar el vacío del amor propio, en la primera salida con aquel que nos endulza el oído y nos invita a la cama?

Hay una gran diferencia entre el sexo y el amor, es verdad que ambos están interrelacionados, solo que en la inmadurez emocional, se termina confundiendo. En el inconsciente colectivo existen algunos paradigmas sociales, que se han impregnado incluso de esa cultura del cine de Hollywood, en donde la protagonista de la historia conoce al galán de turno y se va con él en la primera noche, y se enamoran, hay romance.

En la vida cotidiana, las cosas no suceden así.  El hecho de que un hombre y una mujer se atraigan físicamente y que haya química, que se gusten a primera vista o en la primera salida y decidan tener sexo no significa que sea amor. Solo ha sido un encuentro donde se ha conjugado un cóctel  de química, emociones y física, en donde también se involucran los sentimientos.

Lo clave es que se comprenda que el amor no nace de un encuentro fugas.  Hoy en día, la sexualidad, se vive de una forma superficial en una cultura de consumo donde se busca satisfacer vacíos emocionales pensando que con entregar algo a cambio de algo, se sale ganando.  Lo que importa es el placer por el placer, pero sin hacer consciencia del precio a pagar.

Lo malo de ese juego es que puede salir muy costoso y estar ‘empeñando’ hasta el alma.  Hay una consigna banal que aplican tanto para hombres como mujeres, pues si no me gusta, ya encontraré a otra u otro mejor.  Así se va por la vida, viviendo relaciones muy frugales.   Hay personas que abiertamente dicen, eso es sexo y nada más, pero en las sesiones de coaching, las personas comprenden y terminan por comprender que lo que vale es el amor propio, la autoestima y que su valor es incalculable.

Pero esto no es un asunto femenino, sino que a los hombres también les va quedando un vacío interior inmenso que no se llena con nada, así digan que solo fue placer. En su alma también van quedando huecos espirituales.  Ese cuento que se establece explícitamente el no querer una relación (de entrada) y después ya veremos.  Sí, ya se verá cómo “gestiona” uno mismo cuando esté sintiendo algo; no es tan fácil.  Otras veces,  se juega a «parecer» que la quieres y que te importa, sólo como actitud egoísta para tener sexo repetidamente con ella. Parece que me estoy refiriendo a los hombres, a algunos hombres, por supuesto, aunque también algunas mujeres juegan a lo mismo.

El porcentaje de adolescentes que tiene parejas múltiples ha pasado de un 4% a un 20% en menos de seis años, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Melbourne así como no es bueno para el cuerpo eso de tener múltiples parejas, tampoco lo es para el alma. Puede ser que el uso de condones y de anticonceptivos se haya vuelto habitual, pero eso no significa que tanto hombres como mujeres no tengan que pagar cara esta conducta. Eso sin contar con enfermedades como el sida.

En esas conductas compartidas en el sexo con amor y en el sólo sexo existen sutilezas e intenciones distintas. Besos con amor o solo como previos, caricias con sentimiento o para excitar, miradas cómplices o para provocar, palabras cariñosas por amor y sentidas o como guion, porque tocan en ese momento para llegar al idilio sexual.

De lo que no hay consciencia es que ese ‘idilio’ sexual, puede convertirse en la peor pesadilla, cuando despiertes y te des cuenta que no te das tu valor como mujer y que aquellos expertos en mentir y manipular emocionalmente para su propio beneficio, nunca te van a dar tu lugar. Lo importante es que quede claro, que una relación íntima no va curar tus necesidades emocionales a menos que decidas amarte y darte el toque de la Diosa.