Un buen desayuno te recarga de energía para cumplir con tus labores diarias. Podría el sexo en la mañana, antes de levantarte de la cama, ser parte de ese platillo que necesitas.
Imagínate en el colchón, del que no te quieres levantar, dispuesto a destinar 5 o 10 minutos más de pereza antes de ponerte de pie e ir a la ducha.
Esos minutos que has destinado al ocio podrían ser dedicados al sexo. A un mañanero y ligero momento de placer, una especie de desayuno o recarga con quien duerme a tu lado.
Ir al ataque de tu pareja puede motivarlos a ambos a no descuidar esos pocos minutos que tienen. Por eso puedes anclar de repente en sus genitales: forma rápida y efectiva de agilizar la excitación.
El reloj corre, pero tú estás preparado para disfrutar del recorrido por su cuerpo, mientras tiras la pijama. Si duermes desnudo, tienes un tiempo extra en el que puedes ponerla a ella boca abajo y morder todo su cuerpo, como si se tratara de un esponjoso pan de desayuno que saboreas.
Puedes tomar un sorbo de besos y picar un poco más en la entrepierna y culminar tu faena mañanera como quieras. La idea es que queden llenos, ustedes entienden, con sonrisas y mejillas sonrojadas.
Cabe resaltar que ambos van a querer seguir en la cama, pero deben levantarse, bañarse y salir a cumplir labores.
Si bien, la diferencia al resto de mañanas es la satisfacción del placer cumplido, lo cual se notará en todo lo que hagan en esa jornada, porque se asegura que el buen sexo genera bienestar, y un buen desayuno siempre será la comida principal del día.