Tengo esa «mala» costumbre de producir sonidos de satisfacción cuando pruebo un alimento que me gusta mucho. Un gemido de placer interrumpe en el sitio que esté y las personas se voltean a mirarme un poco extrañadas.
Ahora que pienso, no es una mala costumbre. La considero benevolente con mis emociones. Por ello analicé por qué comparto esos sonidos de placer al momento de consumir cierta comida en público.
Simplemente creo que hay alimentos orgásmicos. Aquellos que producen placer, el cual elevo con un truco para que sean más satisfactorios. Se trata de darle a cada trozo la oportunidad de derretirse en la boca. Mover la lengua para desplazarlo en cada rincón. Luego tragarlo como si llevaras varios días sin comer.
Se puede hacer la prueba con un alimento que te gusta mucho. Ahora, esto puede ser un fetiche para compartir en la cama. Se convertiría en la cena perfecta: una comida exquisita y la compañía de alguien, a quien por supuesto también quieres saborear.
De otro lado, en la lista de alimentos que considero orgásmicos está el chocolate amargo. He oído de gustos por una torta de manzana, unas fresas con crema o un vino que se derrama sobre el cuerpo. La lista no tiene límites y cada quien siempre tiene algo que podrá elegir.
Varias personas pueden dudar de que la comida ayude a que tengas un buen polvo. Sin embargo, el sentido del gusto lo usamos todos los días y sería bueno darle la oportunidad de que nos seduzca. Ensaya y verás que habrá uno o varios alimentos que ingresen en la lista de los orgásmicos.
¿Ya elegiste qué alimento llevarás al festín sexual en estos días ?