Los hombres reclaman igual o más que las mujeres.  Parece que el uso de las redes sociales les ha facilitado expresar sus sentimientos, los que nunca han cambiado, porque ellos son igual de dramáticos e intensos a nosotras, si así se lo proponen.

“Por qué no me respondes, pensé que me extrañas, parece que no te intereso…” son algunas de las frases que lanzan hombres a mujeres. En ese momento sentimos que los roles se han cambiado y cuestiono: ¿Tendré mi sentido varonil muy desarrollado que siento que estos mensajes son formas de hacer reclamos?

No se trata de una historia de ficción. Ellos tienen sentimientos y fuertes. Lloran, entran en tusas extensas, se vuelven prevenidos, temerosos, miran el celular para confirmar que han leído o respondido un mensaje y esperan encontrar, además de sexo, una pareja estable.

La sutileza de los hombres al momento de reclamar es lo que más me gusta de ellos. Procuran irse por las esquinas y observan con detenimiento la reacción al otro lado, ya sea del celular, la llamada o en vivo, cuando se atreven.

Analizan gestos, silencios, palabras y el tonito de la mujer. Según lo que suceda, se lanzan de nuevo con otro reclamo o desisten, porque ellos reclaman, sin duda alguna a la par de nosotras, pero se sienten mal cuando lo hacen. El voltaje de exigir les dura poco y creo que está relacionado, además de la edad y las experiencias vividas, con el machismo.

De otro lado, pese a que escuchamos a hombres decir que adoran a las mujeres seguras e independientes; esta clase de perfil, el cual invade la sociedad actual, les produce picazón, porque no hay situación más dramática para un ser con pene, que perder el control de todo lo que le rodea.

Cuando se enfrentan a este tipo de mujeres, aumentan los reclamos. Dejan de irse por la tangente, son más ellos, es decir, sacan a flote que son de carne y hueso, y se nota que por allá en el fondo tienen corazón.

Ahora bien. El reclamo de los hombres puede surgir por otras razones, más allá de enfrentarse a una mujer que les fascina, algunos reclaman porque creen que pueden atraer a cualquier ser con vagina por el simple hecho de respirar.

Para cerrar esta columna, espero que muchos hombres me reclamen por lo que he escrito. Me encantaría escucharlos, leerlos o verlos expresarse para recordar que podemos exigirnos mutuamente, porque nos importamos.