Los senos son una de las partes más sensibles. Punto erógeno que no puede pasar desapercibido. Por ello, hay que darles un trato especial. Señores, con especial me refiero a que no son timbres, tampoco masa se harina en proceso de hacer un pastel. Tampoco muerden. Así que ni vayan a ellos de forma brusca y tampoco crean que son intocables.
Además de las areolas y los pezones, el resto de los senos se pueden tocar. Algunas mujeres son más sensibles a su tacto, ante lo cual habrá que indagar qué tipo de movimientos desean recibir sus parejas para que no se genere dolor o, todo lo contrario, se pase por inadvertida la presencia de los senos, tan importantes como la boca o la vagina.
Cabe resaltar, que no importa si son pequeños, hombres: lo relevante es darles el trato que ambos se merecen porque allí, como en el clítoris la sensibilidad es mayor con relación a otras partes del cuerpo. A los senos se puede llegar con un hielo que se frotará suavemente, con una lengua que roza, unos labios que besan y unas manos que agarran con movimientos suaves y fuertes, forma de encontrar en esta parte del cuerpo el camino para generar un orgasmo, que no se da solo con la penetración.