Llegas a plena zona de Chapinero, en Bogotá. Entras a una casa. Te vendan los ojos. Extiendes tus manos y sobre ellas sientes una piel aterciopelada. No tienes ni idea de qué es, pero te encanta y quieres tenerlo ya en tu boca. ¿Te atreves?
¿Cuántas veces te has vendado los ojos para tener un acercamiento con la comida? Quizás lo hayas hecho en alguna cata de vino o en algún experimento sensorial, ¿verdad? Pero este caso es distinto, porque la propuesta de Uba, la nueva frutería gourmet de Bogotá, es brindarte una cata a ciegas con frutas.
La idea de Laura Rodríguez y Andrea Florez, diseñadora industrial y administradora de negocios, respectivamente, nació desde que vivieron fuera del país y añoraron la fruta como nunca lo hicieron estando en Colombia. “Nosotras queremos generar conciencia de lo que tenemos, porque los colombianos no valoramos nuestra gastronomía”, cuenta Andrea.
Con la inquietud de crear una frutería gourmet y el convencimiento de que una de las mayores riquezas de Colombia radica en la biodiversidad, se presentaron en el año 2017 al Fondo Emprender, brindado por el Estado.
Tras resultar ganadoras, en 2018 fundaron Uba, que en lengua muisca significa “fruta” o “semilla”. Hoy por hoy pueden presumir de haber creado una de las experiencias más “instagrameables” de Bogotá, una fusión perfecta entre diseño, innovación, sostenibilidad y gastronomía.
Aunque se trata de un establecimiento de comidas cuyo fuerte son los bowls, los postres y los jugos, son las catas a ciegas lo que más llama la atención entre grupos de extranjeros.
De hecho, están aliadas con diversos alojamientos de Bogotá, a donde acuden juiciosamente con su bandeja llena de frutas exóticas, su libro en la que explican las diferentes variedades biológicas que hay en nuestro territorio y varios antifaces para vendar los ojos de los participantes.
¿Qué esperar de esta cita a ciegas?
Como amante de la gastronomía que soy, confieso que acudí a esta experiencia con un poco de soberbia, pensando que no me enfrentaría a nada particularmente retador y que, sencillamente, sería un encuentro con la sandía, el maracuyá y la curuba.
Pero me equivoqué. De 10 frutas que agarré con mis manos teniendo los ojos vendados, apenas acerté con dos. Tras quitarme el antifaz la sorpresa era mayor, porque ni siquiera viéndolas de frente sabía su nombre. ¡Realmente eran frutas súper exóticas!
Andrea explica que a los extranjeros pueden presentarles bocados de frutas que para nosotros son más comunes, como la pitaya y la uchuva, y ellos se muestran siempre sorprendidos. Sin embargo, cuando ellas saben que la cata a ciegas estará dirigida a un grupo de colombianos, se esmeran en conseguir productos sumamente exóticos y en garantizar que saldrán sorprendidos. “Aquí exploramos siempre con cosas rarísimas. Mis amigos tienen una tarea cuando se van de viaje: me traen la fruta más rara que encuentran”, cuenta.
Me sorprendió particularmente conocer la badea, una fruta que parecía una sandía, sabía a melón y por dentro tenía la misma piel puntuda y aterciopelada de la granadilla.
También tuve la oportunidad de probar una pitaya cuya pulpa era de color fucsia intenso y que se vería divina en uno de esos bowls saludables que triunfan en los tableros de Pinterest. Aunque confieso que el premio mayor no se lo llevó una fruta, sino la tartaleta de copoazú (un fruto amazónico), uno de los más recientes experimentos del equipo de Uba.
¿Por qué es mejor que una cita a ciegas?
La experiencia se parece a una cita a ciegas en algunas cosas. Por ejemplo, sabes que tu cita puede verse bien, pero que hay que explorarlo a profundidad antes de dar tu veredicto. Te tomas el tiempo de olerlo, escucharlo y conocerlo. Preguntas por su historia, preguntas por sus familiares, preguntas por su lugar de origen.
Sin embargo, la cata de Uba tiene tres ventajas súúúúper grandes frente a una cita a ciegas.
La primera es que no necesitas esperar a que se te presente el susodicho, pues tú misma puedes buscar a Uba en Instagram y agendar tu cata de frutas.
La segunda es que no corres el riesgo de regresar sola a casa, porque te querrás llevar una buena provisión de tartaletas de copoazú para pasar el fin de semana.
La tercera ventaja es la mejor: 100% de garantía de satisfacción. Vas a amar esta experiencia y no vas a salir corriendo despavorida. Te aseguro que al final te vas a convencer, te va a encantar y te vas a preguntar por qué no habías tenido esta cita antes.
El amor por la fruta es como un amor a primera vista… aunque a ciegas.