“¿Por qué en América Latina no ha habido una cascada de denuncias de acoso sexual como las de #MeToo en Estados Unidos y otros países como Francia, Suecia e Israel?” Es la pregunta con la que abre un artículo en The New York Times. ¿La respuesta del medio? porque “ningún político, empresario, cineasta o funcionario cultural latinoamericano ha perdido su cargo por acusaciones de acoso”.

Y, sabiendo esto, ¿esperamos que la periodista Claudia Morales nos dé un nombre? El nombre de un ex jefe, quien la violó. Creo que Morales hizo su tarea y la hizo bien: abrió el debate, aquel que no le había pegado con tanta fuerza a Colombia, mejor dicho, que ni le había pegado a Colombia.

Yo no voy a decirle a Morales cosas como: “estoy contigo, eres una berraca, eres una valiente”, porque a todas luces es innecesario. Sobre su columna, más allá de que diera o no el nombre de “ÉL”, el violador, sí, puedo decir que el mensaje es ambiguo. Es difícil entenderla, dice que respetemos el silencio de las víctimas, pero ella hace la denuncia, a medias, pero la hace, y pone la conversación sobre la mesa.

Para los que no están muy familiarizados con #Metoo o #Yotambién, es una denuncia de mujeres, a personajes, hombres, de cualquier rama, pero poderosos. La invitación es a denunciar. ¿El caso colombiano es especial? Claro que sí. Atando cabos y si nos ponemos de creativos y abrimos el peor escenario, mejor dicho, si decimos que el violador de la periodista es un político con mucho poder, no sé, a la loca se me ocurre decir que un expresidente; o, no sé, un director de algún medio. ¿Qué va a poder hacer esta mujer contra él?

Bueno a mí me perdonarán, pero yo creo que hacer una denuncia en un país donde las denuncias no sirven para nada, es de entrada desalentador. Además, si sabemos que, a pesar de tener el nombre del sujeto, por todo el poder que dice la periodista que “Él” ostenta, lo máximo que va a pasar es un trending topic en twitter y ya. Pues apague y vámonos.

También es importante recordar que probablemente no existen las pruebas necesarias en este punto de esa historia para hacer la denuncia, el silencio sí jugó, todos estos años, en contra. Sumado a las amenazas que el malandrín puede llegar a hacer contra ella e incluso contra su familia, que van desde el ámbito laboral, hasta la vida misma. Entonces para ella, quizás, denunciarlo sí sea tarde.

¿Qué le aplaudo a Morales? Que abra el debate. ¿Qué sería muy bueno que pasara? Que se abriera en chorro denuncias de mujeres. Respeto mucho la posición de la periodista, de callar y de pedir respeto por quien no quieren abrir la denuncia. Pero no estoy de acuerdo, si seguimos sin denunciar a nuestros agresores, esto no va a cambiar y, ¿cuál va a ser el mundo que le vamos a dejar a nuestras hijas? Para que esta iniciativa funcione, hay que denunciar.

Aquí no vale el “Estoy contigo” ni el “Te apoyo”. A todos los abusadores les dejo un mensaje: somos más, puede que nos demoremos en unirnos, pero créanme, un día lo vamos a hacer. Así que al que vemos y oímos todos los días le recuerdo que a todo marrano, le llega su noche buena.