“Once I loved a man who was a lot like the desert,
and before that I loved the desert.”
Rebecca Solnit
Que te rompan el corazón es una experiencia obligada, porque te define. Probablemente, cuando tengas el corazón destrozado, entre tus manos, vas a conocer una versión de ti mismo que no sabías si quiera que existía. Aun así, es importante que te lo rompan.
Al igual que la Muerte, el amor puede llegar a ser un sentimiento doloroso y visceral. Rebecca Solnit dice que un corazón roto se puede parecer mucho a enamorarse, solo que esta vez no existe el otro. Estás solo. Entonces, vuelves a lugares, espacios, cartas, fotos, bares, libros y encuentras un pedazo de alguien que amaste ahí. Regresas a esas cenizas de lo que fue el amor a mirarlas como si aún estuviera. Pero por mucho que soples y soples, puede que el fuego no se levante jamás.
En el tránsito de tu corazón roto amarás lugares que no pensaste jamás amar, al igual que canciones, comidas, personas. Es casi como estar enamorado, solo que esta vez disfrutarás del amor solo, lo que lo hace una experiencia oscura y triste, es como quedarse frente a las ruinas de lo que pudo ser pero ya no es, quedarse ahí como quien sepulta a alguien, solo que ese alguien sigue vivo.
De las versiones de ti mismo que conocerás estarán: tu “yo triste”, tu “yo dolido”, tu “yo vengativo”, a por cierto, también tendrás una larga relación con tu “yo obsesivo”. El “yo obsesivo”, y quizá el más dañino de todos tus “yos”, te obligará a ver una y otra y otra vez su perfil, buscando rasgos de que aún te ama o de que ya ama a otra.
Si te pudiera decir algo de esta no muy grata experiencia es: disfrútala, porque es en el dolor donde más se aprende, también, aprende a conocerte estas experiencias nos definen. Seguro el día de mañana, cuando tengas que romper un corazón, sabrás que cosas no te gustaría que te hicieran, como por ejemplo tener lástima del otro, o quizá, a cerrar muy bien una puerta para evitar confusiones.
Suena macabro pero hay que disfrutarlo: Llorar, gritar, colgarse de los amigos, empezar cursos de japonés o alemán, de cualquier cosa. La tristeza también nos define, nos hace vulnerables y ahí está su belleza. Cuando nos vemos vulnerables podemos extendernos hacia afuera. La vulnerabilidad también nos da resiliencia, nos permite poder exponernos a situaciones más retadoras y a soportar un “no” o un fracaso por respuesta, sin necesidad de que nos destruya. Así que de todo corazón espero que sobrevivas a ese corazón roto.