Todos los seres humanos por los mismos condicionamientos sociales el legado de creencias o paradigmas sociales hemos sido quizás la mayoría de veces, duros con nosotros. En estos, y otros casos, nos comportamos como nuestros peores enemigos. Hablamos del perfeccionismo, la autocrítica y la autocompasión, exponiendo el papel que juegan en esos momentos de injusticia con el yo.
En coaching se habla del crítico interno esa vocecita del ego, que te dice que no eres bueno, que eres torpe, que no te mereces nada, en fin… La letanía de palabras duras consigo mismo entra a poseer tu mente y tu estado emocional.
Al más mínimo error o equivocación el crítico interior entra a hacer de las suyas a tal punto que para la mayoría de los seres humanos es normal darse palo y autocriticarse por esto o por aquello…
¿De dónde surge o proviene ese autojuzgamiento? En muchas ocasiones las personas solo ven como en una hoja en blanco, el punto negro en la hoja blanca, pero casi ninguno puede ver la hoja blanca con un punto negro, a ese grado de condicionamiento y de aceptación de que la crítica es aceptada socialmente hemos llegado. En mis talleres de coaching y sesiones individuales he realizado más de mil veces este ejercicio y la mayoría lo primero que ve es el punto negro en la hoja blanca.
Esto se debe a qué desde niños en la crianza con los adultos, la crítica empezó a formar parte del escenario del crecimiento, como sí fuera algo normal. Padres, hijos, maestros y compañeros de clase, todos entre sí, observando aquello que esta mal y muy poco los avances o logros de un ser humano. Esto se debe a los mismos paradigmas sociales y culturales.
Un niño que ha sido criticado, tomará la crítica como su mayor opción de defensa para sentirse más que los demás. Sin embargo, esta ecuación de crítica debe transformarse en desarrollar una mayor compasión consigo mismo y con los demás en una sociedad que desea progresar.
Es verdad, que como humanos cometemos errores, ya que culturalmente las personas está mal visto equivocarse, lo raro es que como humanos, siempre se cometerán errores. La poca tolerancia al error hace carrera en las empresas y escenarios sociales.
Por eso se habla de fracaso, en vez de hablar de oportunidades y experiencias que impulsan el crecimiento de un ser humano. Bien lo decía: Tomás Alba Edison, creador del bombillo, ‘’he fracaso más de mil veces, pero en cada fracaso he descubierto una manera diferente de hacer las cosas’’.
Es tal el grado de exigencia con la que los seres humanos se autocastigan que incluso hay personas que han desarrollado obsesión por el perfeccionismo, sin entender de qué perfeccionismo se habla o ¿para quién o a qué corresponde ese perfeccionismo?. Esta clase de perfeccionismo según estudios de la psicología se asocia con temas como los trastornos alimenticios, depresión, ansiedad y estrés.
¿Qué se entiende por perfeccionismo? A la tendencia de exigirnos altos estándares de desempeño y al exceso de evaluación.
He observado en los lenguajes de las personas y en ciertos contextos, que estos personajes adictos al perfeccionismo, esconden desde el punto de vista psicológico frustraciones, baja autoestima y comportamientos irracionales en algunos casos, debido a que en su niñez estas personas estuvieron sometidos a progenitores demasiado críticos.
Por eso, me gusta hablar de excelencia y flexibilidad como el bambú, ese árbol que toma siete años bajo la tierra antes de crecer. Convertirnos en el peor enemigo de nosotros mismos, es el negocio más estúpido del mundo, dado que solo seguirá afianzando la baja autoestima y dejando que el crítico interno tome poder de ti. Tengo un ejercicio que practico cuando me equivoco: Me digo a mí misma, esta es una oportunidad para aprender a hacer las cosas diferentes y en vez de sumirme en el autocastigo, destaco mis talentos y habló con mi niña interior, la abrazo y le digo que es una niña extraordinaria.
Es cierto que el exceso de elogios en los niños, puede llevar a que crezcan con una personalidad narcisista dispuesta a someter a todo el que este en su camino, con tal de conseguir sus objetivos. Por eso, se debe buscar un equilibrio en el amor propio y practicar la autocompasión. Amate pese a los resultados, practica el amor consigo mismo y de esa forma podrás darle lo mejor a otros.
La pregunta del coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿De que nivel de autoexigencia es tu crítico interno?
¿Qué resultados has obtenido con darte palo?
¿Has tomado consciencia de que autocriticarse es andar en piloto automático?
¿Cómo podrías en el día a día ser más compasivo contigo?
Comentarios