¿Has peleado en alguna ocasión con tu pareja por alguna situación trivial? ¿La discusión ha sido de grueso calibre? ¿Tu pareja de ha sacado de casillas y se te ha ido la mano en gallina? ¿le has faltado al respeto a su amorcito? ¿has sentido ganas de matar a su marido?.

Recuerdo el caso de uno de mis clientes, Santiago, un empresario que llevaba apenas un año de matrimonio. Cuando llegó a la primera sesión de coaching estaba muy triste. Había tenido me dijo- el fin de semana- una discusión bastante acalorada con su pareja. El florero de Llorente fue un colchón que mi cliente quería comprar para el cuarto de huéspedes. La pareja estaba remodelando su apartamento.

A Santiago se le ocurrió comentarle a su esposa que estaba pensando comprar un colchón para el cuarto de huéspedes porque quería poner todo nuevo en la casa. Sin embargo, la conversación se salió de madre, cuando su esposa le dijo, pero que estupidez estas diciendo: ya tenemos un colchón, el que compraste dos meses antes de casarnos. Ese esta nuevo.

La acalorada discusión tomo otro rumbo y los planes que tenían para cenar se fueron al traste, pero no solo la velada. Mi cliente amaba a su esposa y no podía creer que por un colchón que podría parecer un tema trivial, se había armado una batalla ‘campal’. Ya que las palabras subieron de calibre. Ellos profesionales brillantes no habían trabajado en su inteligencia emocional. He observado a través de los procesos de coaching que son bastante los casos de parejas que a pesar de ser exitosos en sus profesiones, poco se preocupan por cultivar su inteligencia emocional, su crecimiento interior y sanar sus relaciones interpersonales para construir relaciones inteligentes.

Algunas personas en vez de pensar en lo que van a decir, se dejan llevar por la calentura emocional y dicen cosas que pueden acabar con un matrimonio. Como el caso de mi cliente. Después de esa discusión, las cosas tomaron otro rumbo que los llevó al divorcio. Claro a veces aquello que nos causa dolor trae un regalo escondido de profundo aprendizaje.

Mi coachee o cliente, aprendió de esta situación y aunque se divorció. En su proceso de coaching descubrió que tenía muchas heridas abiertas en su relación con su padre y madre. Circunstancias que de manera inconsciente le impidieron construir una relación armónica. Pero también se dio cuenta que los dos vibraban en sintonías diferentes. En realidad, sino hubiera sido el colchón, habría sido otra cosa, dado que sus valores, creencias y maneras de interpretar el mundo eran totalmente diferentes. El uno esta en frecuencia am y el otro en fm.

Mi cliente se comprometió a evolucionar en su crecimiento interior y encontró respuestas que elevaron su conciencia en relación con sus relaciones. Comprendió que él también había sido responsable de que la relación se hubiera deteriorado. Más adelante me contó que habían logrado perdonarse y liberarse de la carga emocional que les dejo la ruptura.
Si los seres humanos aprendiéramos a escuchar con el corazón y a ver lo mejor de cada persona, de seguro en el universo de las relaciones interpersonales no habría tantos conflictos. La gente viviría más tranquilla y en paz. Las personas llevarían menos cargas emocionales. No obstante, por la obsesión de tener la razón cada persona se queda con su verdad y se le olvida que vivimos en un mundo de interpretaciones.

En esa dinámica debes recordar que hay ciertas frases que nunca debes emplear con tu pareja en medio de una discusión. Lo ideal es que las personas pudieran dialogar e invocar la madurez emocional para solucionar las diferencias. No obstante, algunos prefieren tener la razón antes de reconocer que se equivocaron.
Definitivamente hay palabras que nunca debes usar con tu pareja, porque estaría cruzando la delgada línea entre el respeto y el maltrato emocional.

A continuación algunos aspectos que deberías evitar cuando discutas con tu pareja. .
Usar palabras de grueso calibre:Es verdad que un momento de frustración o de ira se le puede subir la bilirrubina. Pero no se necesita usar palabras de grueso calibre, como a veces suele suceder, ya que podrías lastimar no solamente la autoestima, sino la integridad del otro ser humano.

Mandarlo callar : Es cierto que en un momento de ira se le puede salir: ¡calláte la boca! , ¡no quiero escuchar más!. Recuerda que estas palabras son hirientes y degradantes para quienes las reciben y solo empeoran la situación. Algunos podrían invocar la paz e invitar a la calma y hablar luego.

Emplear calificativos peyorativos: yldquo;Bruto, Idiota, estúpido, analfabeta, anormal, desgraciado, zorra, burro, rata, sapo, bestia, animal de monteyrdquo;. Así que invocar esta clase de palabras además de ofensivas son una grave falta de respeto que dejan profundas huellas que como la historia del niño que le pregunta al papá que como hace para no dejar heridas en los demás cuando los ofende. El papá le dice al niño, que por cada ofensa clave una puntilla en la puerta. El niño va feliz a donde el papá y dice ya termine y él le responde: ahora sácalas. El pequeño obedece y le dice, papá la puerta está llena de huecos. Así queda el corazón de las personas.

Amenazas: ¡Ya no aguanto más!. ¡Lo que quiero es alejarme de ti! ¡Si me voy la culpa es tuya! ¡todo lo que hago por ti y con esa moneda me pagas!. ¡ No quiero verte nunca más!, en fin todas aquellas que contienen una alta dosis de manipulación. Ya que está manipulación se te puede convertir en realidad si durante mucho tiempo has amenazado a tu pareja con que por ejemplo te vas a separar. Hasta que la profecía se cumple. Cuidado que esto cala en la mente subconsciente del otro hasta que termina por suceder.

Sacarle los trapitos al sol: hablar mal de su familia, de su madre o su padre, hermano etc… Esa es una acción o gesto que solo habla del profundo dolor o frustración que sientes cuando tu manipulación no funcione. Esta clase de actos, dice que durante tu niñez fuiste un niño(a) maltratada y con baja autoestima.
Así las cosas, lo que he podido observar en los temas de relaciones de pareja es que los adultos a veces actuamos como niños ‘pataletudos’ queriendo tener la razón.

El verdadero amor no tiene que ver con los apegos, tiene que ver con amar de manera independiente, sin posesión, sin angustia, siendo uno mismo a cada pulsación y a cada latido. Es querer al otro sin dejar de quererse a uno mismo, es cuidar al ser amado y cuidar el propio yo. El amor sano es recíproco y colabora a tu auto-realización en vez de obstaculizarla, como lo dice Walter Riso.

10 reglas para no matar a su marido

Esta obra que llegó a su función número 300 en el Teatro Santafé, es un reflejo sobre el matrimonio en una sociedad donde de cada 10 parejas en promedio, cuatro se divorcian por falta de una comunicación asertiva. La historia se enfoca en la vida de tres mujeres de diferentes edades y posiciones sociales y sus divertidas historias alrededor del matrimonio.

Esta comedia escrita y dirigida por Juan Ricardo Gómez, es un espejo de esos gritos y esas quejas que se callan en el matrimonio. De una manera divertida e inteligente esta obra romperá la rutina matrimonial y como lo señala el Director, salvará muchas vidas, la de sus maridos.

En una magistral actuación tres mujeres: Lorna Cepeda, Mónica Layton y Bárbara
Pérea, esta comedia pone sobre la palestra pública la frustración, el miedo, tristeza, soledad que podría vivir cualquier mujer en el matrimonio cuando no se crea una comunicación asertiva con su pareja y no se habla con sinceridad sobre los sentimientos que puede tener un ser humano cuando no se vive en una relación de codependencia .

Es interesante la reflexión que deja esta comedia que pone a pensar a más de uno sobre su relación de pareja. Desde la mirada del coaching es una obra constructiva con profundos interrogantes sobre la realidad social de los hogares colombianos. A través de su divertida puesta en escena, despierta conciencia sobre el fomento de valores, la comunicación asertiva, el respeto y la importancia de reconocer al otro ser humano como un ser digno, útil, transcendente y libre. Se olvida que la pareja es un complemento y que cada persona tiene su propia identidad.

La pregunta del Coach del corazón: Giovannafuentes@yahoo.com
¿Qué clase de conversaciones sostienes con tu pareja?
¿Son conversaciones profundas y honestas?
¿Te despachas e improperios cuando discuten?
¿Quieres tener la razón?
¿Manipulas a tu pareja o invocas el respeto?
¿Eres feliz en tu matrimonio?
¿Tu relación está basada en la confianza?
¿Procuras espacios para conversar sobre lo que te duele y no te duele de tu pareja?

Coaching: Una conversación enfocada a lograr resultados extraordinarios en la vida de una persona. Es el arte de hacer preguntas poderosas para descubrir respuestas poderosas.