Desde tiempos inmemoriales, las madres han sido la columna vertebral de la sociedad, transmitiendo valores, fuerza, coraje, amor incondicional de generación en generación. Un legado sobre la capacidad de la mujer de concebir y dar a luz, no obstante, es importante sobre el papel de la mujer como madre desde una mirada transformadora que quizás en estos tiempos se ha perdido o confundido en la inconciencia colectiva.

La maternidad, es un estado hermoso de una mujer.  Es un milagro, donde comienza con la creación de la vida.  Sin embargo, poco se tiene conciencia que en el momento en que un hombre una mujer se unen físicamente para formar una vida, cuando el óvulo es fertilizado por un espermatozoide, el bebé traerá consigo la información y experiencias del padre 72 horas antes y de la madre 48 horas antes.  Así que en su subconsciente albergará esa información que luego expresará en su vida.   Por lo tanto, la salud emocional de una mujer y hombre es clave.

Por eso, concebir a un bebé, es una gran responsabilidad.  Como madres y padres la mayoría de los seres humanos habitan en la consciencia nivel 1, en donde quizás la carrera y el estrés de la vida, hace que las personas se olviden de trabajar en su vida interior, del manejo de sus emociones, de preguntarse qué ¿creencias o paradigmas he heredado del legado familiar? ¿qué fidelidades guardas del clan femenino de las mujeres de tu familia?.

El rol de la mujer en la construcción de la sociedad es fundamental.  Ya que somos las mujeres las constructoras del hogar, de la familia Somos las transmisores de educar en valores, y esto no significa que el hombre tenga su responsabilidad y un papel significativo.  Las madres tenemos el don de construir y crear paradigmas de abundancia, de amor, de fuerza, de coraje. El amor de una madre es transformador.  Sin embargo, también como madres tenemos la responsabilidad de trabajar en nuestro amor propio, en la autoestima, en nuestro mundo interior. Ya que aquellos paradigmas y heridas de la niñez, también se transmiten a los hijos y algunas madres en su rol no son conscientes de ello.

Las madres con su ejemplo enseñamos desde pequeños el significado del respeto, la honestidad, la empatía y la responsabilidad. Son las guardianas de las tradiciones familiares, transmitiendo historias, experiencias, rituales que permiten construir cultura. A través del ejemplo y orientación, las madres contribuyen a formar ciudadanos éticos y conscientes de su entorno.

El poder de la mujer como madre se manifiesta primero en el vínculo inquebrantable que forma con su hijo desde el momento de la concepción. Esta conexión trasciende lo físico y se nutre de una profunda conexión emocional y espiritual. Es un lazo que se fortalece a través del cuidado, la atención y el amor incondicional. Esta relación forma las bases de la seguridad emocional del niño, brindándole un sentido de pertenencia y un refugio en tiempos de adversidad.

Resiliencia

La maternidad demanda una fortaleza interior inmensurable. Las madres enfrentan desafíos físicos, emocionales y mentales con una valentía que no conoce límites. Desde el dolor del parto hasta las noches en vela cuidando a un bebé enfermo, las madres muestran una resistencia y una determinación que inspiran asombro. Es en estos momentos de adversidad donde su poder se hace más evidente, sacando a relucir una fuerza interior que es capaz de superar cualquier obstáculo.

Así, las cosas, el poder de la mujer como madre también reside en su capacidad para transmitir amor y sabiduría a sus hijos.  El poder de la mujer como madre no se limita al ámbito familiar, sino que se extiende a la sociedad. Las madres son arquitectas sociales, construyendo el tejido moral y ético que sustenta a una comunidad. Su influencia se refleja en la manera en que crían a sus hijos para ser ciudadanos responsables, contribuyentes activos y líderes compasivos. Además, las mujeres que son madres también juegan un papel crucial en el ámbito laboral, demostrando una capacidad de multitarea excepcional y un compromiso inquebrantable.

En vísperas de la celebración del día de la madre, cabe recordarnos que las mujeres somos la piedra angular de la sociedad y que es necesario abandonar egos, para volver a las raíces y sembrar con amor, dejar los miedos, los odios, las creencias limitantes, los paradigmas de conflicto, y  trabajar en nuestro mundo interior, dejar de competir con otras, y personas que aquella mujer que a veces interpretas como tu competencia, podría ser tu madre, hija, abuela, hermana y que es hora de trabajar en el empoderamiento femenino, no como una competencia sino como constructoras de esperanza, bondad y compasión.  Mujeres, madres del mundo, es hora de trabajar en tu mundo interior, para tomar consciencia de que somos Diosas, por ser hijas de Dios.

La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com

¿Qué opinión tienes de ti misma?

¿Cuáles fidelidades guardas del clan femenino?

¿Cuál ha sido tu papel en tu familia, en tu trabajo y en la sociedad