Las mujeres sostienen la mitad del cielo, porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo”.Mao Tze Tung, esta hermosa frase resume el poder que nosotras las mujeres tenemos en el mundo. El poder que tenemos para transformar a la humanidad y volver al amor.
Ya que dentro de cada mujer habita una Diosa poderosa. Es hora de que las mujeres derribemos las barreras que nos auto-limitan, como lo señala mi gran maestra Louise Hay, que ahora desde el cielo me inspira.
Sin embargo, a veces, las mujeres no son conscientes de ese poder femenino y se ha perdido el contacto por la esencia viviente de quienes somos. Las mujeres hemos venido aquí a SER felices. En el corazón de cada mujer hay una sabiduría poderosa para ponerla en acción y ayudarle a la humanidad a evolucionar.
“Cuando las mujeres nos responsabilicemos de nuestra propia vida, y aprendamos a amarnos, , construiremos montañas. Es necesario que dejemos de buscar el amor en los lugares equivocados, nadie nos puede dar amor, solo nosotras mismas”, Louise Hay.
No obstante, a pesar de que las mujeres ocupan cargos de poder y se ha avanzado en el liderazgo femenino aún hay un camino por recorrer dado que es hora de abrirnos al mundo de la espiritualidad y del amor propio, recuperando el poder interior y la sabiduría divina que habita en cada una de nosotras.
En la sociedad existe una ‘pandemia de falta de autoestima’. Hay mujeres llorando por hombres que no las merecen, mujeres sumisas soportando malos tratos, mujeres que ignoran el poder de Diosas, mujeres que pese a su fuerza y valentía para salir adelante, construir un hogar, sacar adelante a una familia, se olvidan de su propia valía y de valorar y reconocer todo aquellos esfuerzos que han hecho para llegar al sitio en el que hoy están.
Las mujeres tenemos que saber a conciencia que somos Diosas y que ha llegado el tiempo de derribar o transformar todas esas barreras limitantes que les impiden volar y alcanzar los sueños, en echar atrás el muro de la cosificación de la mujer.
En mi experiencia como Coach en el mundo empresarial, he observado que si bien las mujeres ocupan cargos de poder, hay una necesidad creciente de crecer en su amor propio. Se ha confundido, la autoestima con las posesiones materiales, el carro, la casa, las curvas, el cargo, en fin…
Algunas mujeres sin saberlo usan como una especie de máscara el prototipo de la “mujer maravilla” entonces existe un síndrome de las salvadoras del mundo, que hace todo por los demás, pero poco por sí mismas y cuando vamos a ver, hay un corazón roto, cansado, lleno de resentimientos, con el sentimiento de no valgo lo suficiente y por eso tengo que hacer y hacer para buscar la aprobación social, de los hijos, el jefe, el marido, los compañeros de trabajo, de todos y se carece de una total autoestima.
En pleno siglo XXI, todavía persisten creencias limitantes que se llevan de generación en generación. Recuerdo una vez que en una conversación con amigos alguien dijo que las mujeres divorciadas ingresaban al mercado del usado. Vaya comentario. Inmediatamente aclaré que ese pensamiento sencillamente expresaba una creencia aberrante sobre el valor de la mujer. Pero quizás lo que más me sorprendió que es que las mujeres que estaban conmigo, también hablaban de lo mismo para congeniarse con los caballeros.
No existen mujeres del mercado del usado. Solo existen mujeres poderosas capaces de aprender a amarse a sí mismo. En mi trabajo como Coach he conocido muchos casos de falta de amor propio. E incluso yo misma descubrí que me faltaba autoestima, así que me comprometí con amarme por sobre todas las cosas. Por eso me he convertido en una promotora de la vida, del amor propio como Diosa, como mujer. No es un juicio, pero si una señal para darnos cuenta que de todos debemos aprender a amarnos y que la autoestima es el eje principal de la vida, que podemos empezar dando pequeños pasos de bebé.
Mujeres cada peldaño que has escalado ha sido con esfuerzo. Cada logró que has alcanzado es poderoso. Cada aporte que les han dado a la sociedad, es valioso. Por eso, siento que es importante que las mujeres recordemos que somos unas Diosas poderosas y que lo más atesorado que podemos hacer es aprender a amarnos.
En la sociedad, persisten creencias absurdas porque hay madres solteras, o porque una mujer no tiene pareja, no se ha casado en fin… Lo más triste, es que los juicios a veces provienen de las mismas mujeres que compiten entre sí. El poder de una mujer no está en la pareja, ni en sus cuerpos delineados, ni en sus bienes materiales, el poder de la mujer está en su corazón. Pero a veces las mujeres se ponen un disfraz de dureza y de arrogancia, creyendo que esta arrogancia, es amor propio.
Esa creencia de que la mujer no se realiza si no tiene hijos o una pareja es totalmente errónea. Como lo dice Louise en sus libros, lo que tenemos que hacer las mujeres es convertirnos en la mujer ideal, para nosotras mismas.
Las mujeres tenemos que aprender a ser unidas, a ver en cada rostro a su hermana o madre o amiga. A dejar de hacernos juicios. Mujeres, tenemos que aprender a vernos como las diosas que somos y comprender que no necesitamos compararnos con absolutamente nadie, ya que somos unas Diosas.
Las mujeres somos las que educamos a nuestros hijos y por ende a los hombres. Es tiempo de hacer conciencia del poder que poseemos como Diosas y aprendamos a tener el control de nuestras vidas y a promover el genuino y verdadero amor propio en nuestros hijos, educarlos sin diferencias y darle el valor a nuestras hijas que se merecen. Aceptar que nos somos valiosas por el solo hecho de existir y que el valor no tiene que ver con cargos, ni con posesiones, sino con encontrar el poder interior que habita en nosotras.
El reto del camino hacia el amor propio está en encontrar el poderoso sentido personal y construir la autoestima aceptándonos como somos y con la mente abierta para lo nuevo. Esto es lo más importante que posee una mujer.
Adiós con las creencias limitantes heredadas de que “no se vale lo suficiente”. “No merezco lo suficiente”, “No tengo el cuerpo con curvas” y todas esas cosas que tan solo atan al sufrimiento y la competencia. Todas somos bellas, hermosas y como lo señala el proverbio chino, las mujeres sostenemos la mitad del cielo.
Hace poco una cliente me decía que su madre, cuando ella era niña la castigaba enviándola a la cocina para que la señora que les ayudaba les enseñará los oficios de la casa. Pero que su hermano era tratado como un rey. Esta joven se dijo a sí misma, que no sería sumisa, ni tampoco se dejaría de los hombres. En su proceso de coaching aprendió a ser más dulce, sin necesidad de esconder su poderosa fuerza femenina. Por el contrario se trataba de poner en equilibrio su lado masculino y femenino, sin necesidad de ponerse caretas para vivir a la defensiva del mundo.
Así que todas las mujeres estamos destinadas a conectar con nuestros tesoros interiores, a transformar la manera de pensar. Tratarnos de forma especial como reinas que somos. Sé tu propia compañía. Sé agradecida con la vida, haz actos de amabilidad con otras mujeres. Perdónate y perdona a los demás y vive cada día disfrutando de cada instante.
La pregunta del Coach del corazón:giovannafuentes@yahoo.com
¿Cómo puedo aprovechar esta época para ser que mi vida sea mejor?
¿Cómo puedo amarme más?
¿Estoy preparada para vivir sin pareja?
¿Por qué busco el amor afuera? .
¿Qué acciones elijo hacer para construirme como una Diosa poderosa?
¿A quién veo en otra mujer cuando habló mal de ella?
¿Para qué necesito el síndrome de la mujer maravilla?
¿Por qué no me valoro y aceptó cualquier hombre en mi vida?