Cuando de alimentación se trata todos nos creemos expertos. Y más ahora cuando la información está a un click de distancia. Cuantas veces en una reunión de amigas alguna ha preguntado a cerca de una dieta milagrosa o un quemador de grasa y sin acabar la pregunta todas salimos al ruedo a responder? Es que con tantos expertos- no expertos es difícil encontrar una respuesta acertada. Y si somos honestos, en materia de nutrición pocas son las verdades absolutas.

 

Recuerdo que hace unos años buscando bajar de peso, acudí donde una nutricionista. Como casi todas las mujeres, a mis 20 años sentía que tenia sobrepeso. Me miraba al espejo y veía, no una mujer, veía a un elefante. Vale la pena aclarar que nunca he tenido sobrepeso, medicamente hablando. Pero gracias a los comentarios de mi entonces manager y de algunas amigas de la industria del modelaje mi visión a cerca de mi cuerpo se había afectado notoriamente.

 

Al llegar a la nutricionista, ella me miro sorprendida por mi afán casi desesperado de bajar esos kilos que yo sentía que ni me dejaban respirar. A pesar de lo que me decía mi mamá, mi hermana y mis amigas de la universidad yo sentía que debía bajar más de 5 kilos para sentirme bien, para “ser feliz”.

La doctora sintió mi desespero y accedió al llamado de una mujer tratando de encajar en la sociedad. Su dieta cambió mi vida. Y no para bien.

 

Eliminó de mis comidas todas las “harinas”, pero claro esto unido a dejar de comer arroz, avena, maíz…y una variedad de comidas que además después entendí que mi cuerpo necesitaba para tener un equilibrio físico y emocional. Tenía días enteros y hasta semanas comiendo solo fruta, lo que como se imaginarán solo me descompenso. Dure varios años tratando de recuperar mi metabolismo, porque con tanta privación mi cuerpo solo buscaba compensar y guardar lo que en contadas ocasiones le daba. En la dieta de mantenimiento podía comer lo que quería el fin de semana. Y no solo hacía eso; me comía el mundo y más. Mi mente hizo que mi estomago se ampliara hasta el punto de poder comer dos hamburguesas con papas en una sola comida. Eso se llama ansiedad. Mi mente pasaba de euforia a tristeza con el pasar de los días. Sentía angustia y desesperación de tan solo pensar en la comida. Después de estancarme en un peso no deseado y absolutamente bloqueada deje a esta nutricionista. Pase de dieta en dieta. De medico en medico. De consejo de mi amiga al que veía en televisión. Y yo seguía sin poder ni mirar una galleta, por que me la subía.

 

Años me costo restaurar mi salud, estabilizar mi metabolismo. El doble de tiempo me costo devolverle la paz a mi mente.

 

Hoy cuando veo tantas recomendaciones y personas opinando de dietas, prefiero mirar al lado y pasar de largo. Después de buscar tantas respuestas encontré que lo primero era tener claridad mental. Por eso decidí estudiar para convertirme en Health Coach. Allí encontré la luz que tanto buscaba, entendí que cada cuerpo es único. Que no todos los alimentos le sirven a todas las personas. Que yo debo conocer mi cuerpo mejor que nadie para poderlo escuchar y así poderlo sanar. Claro con la ayuda de los médicos y especialistas, pero créanme que nadie va a poder entender a su cuerpo como ustedes mismos lo podrán hacer.

 

Apaguen el celular un rato, el computador y hasta el televisor. Y enseñen a su cuerpo a alinearse con su mente, para así detectar que les cae mal, que les quita la energía, que les da pesadez. Les prometo que con esto no solo ganarán salud. También sin darse cuenta llegarán a ese peso soñado, esas son las ventajas de dejar fluir al cuerpo. Al final, nuestro cuerpo y nuestra mente cuentan con una sabiduría sagrada que supera a cualquier médico, portal de dietas o famosa chica fitness. Créanme , vale la pena escucharnos.