Para muchos los millennials son una generación difícil de entender. Incluso hay muchos que los señalan de perezosos o que esperan que todo les llegue con la misma velocidad que se mueve el Internet. Aunque no estoy de acuerdo con esto, lo cierto es que esta generación si se mueve a una velocidad diferente. Su mente, sus creencias y hasta ideales varían mucho de la generación anterior, curiosamente la misma generación que los educo, y que de alguna manera también soñaba con un cambio. Lo que pasa es que nadie se imaginaba que se iba a dar tan rápido y en las dimensiones que lo está haciendo.
Debo aceptar que en algún momento tampoco los comprendí, me preguntaba ¿Cómo no quieren emplearse?, ¿No quieren casarse o tener hijos? Decía claro, es que ellos no quieren tener compromisos. Sin embrago la vida me regalo varios de estos incomprendidos millennials como amigos y ahí entendí desde donde ven el mundo y comprendí que yo tenía mucho por aprender de ellos.
No son vagos y mucho menos les falta comprometerse. Están muy comprometidos, pero con ellos mismos, con sus sueños y metas personales. para ellos no es importante ser los mejores de compañía, ellos quieren crear empresa. No quieren ni creen en los jefes, tienen la plena convicción de que pueden llegar a ser líderes de su propio emprendimiento.
En un mundo de miles de voces se esfuerzan por dejar huella, no tragan entero, cuestionan todo, porque al final gracias al mundo digital pueden encontrar una o más respuestas. A veces acertadas, a veces no. Pero se arriesgan. Valentía que aplaudo y espero aprender algún día. Mi generación piensa cien veces todo antes de actuar, mide los riesgos, gastos, posibilidades reales, virtuales y hasta imaginarias antes de dar un paso. Ellos actúan y en el camino van midiendo. Cuantos pasos me hubiera encantado dar así, al final no hay una fórmula del éxito perfecto, o si la hay no es la de la planeación excesiva donde se esconde el miedo, eso sí se los puedo asegurar.
En una sola reunión de esta generación, conocí empresarios de todas las ramas: moda, redes, gastronomía y una serie de productos y servicios inimaginables. No sé si les dan plata. Seguro si les dejan enseñanzas. Todos luchándola, todos creando, algunos otros copiando, pero todos se están moviendo. Para la mayoría de esta generación no existe el desempleo, ellos son su propia fuente, y eso es lo que nos sorprende al resto de generaciones y hasta envidiamos en silencio. Son libres, o al menos intentan serlo.
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