Para mí es difícil hablar de amor. No tengo la más remota de idea de cómo describirlo. Hablan de que se debe amar a todo el mundo; se refieren a él como la mejor forma de darle importancia al prójimo; del amor hacia lo hijos, la pareja, la familia y los amigos.
Se me viene a la cabeza la palabra orgasmo y me siento tan miserable al no poder tener la frase indicada para describir o contar lo que se siente. Con el amor me pasa algo similar. Sin embargo, intentaré definir al amor, o por lo menos un poco.
Yo frente a un espejo viendo mi cara en procura de reconocer mis defectos. Entonces: el otro frente al espejo viendo su cara para reflexionar sobre sus defectos. Ambos reconocen que no son perfectos. También nos habitan las malas acciones, que también nos definen, pero que se pueden moldear y cambiar, más fácilmente.
Ahora ¿Seríamos capaces de dar hablar de esos defectos y malas acciones en pareja para permitirnos ayudarnos a reconciliarnos, y más que aceptar un perdón, actuar para corregir acciones equivocadas que han lastimado ferozmente al otro?
¿O somos radicales y ante cualquier hecho que nos causa dolor del otro, dejamos a esa persona a un lado, la señalamos o nos culpamos, porque pretendemos que en una relación todo será pleno siempre, como no lo han mostrado muchas falsas películas de comedia romántica, o porque creemos que en nosotros no habitan defectos?
Yo tengo respuestas a ambas preguntas y varían según de quién se trate. Si pienso en quien amo obtengo un impulso feroz por dar la batalla. Veo en la crisis una oportunidad para hablar y discernir sobre los defectos o malas acciones que me afectan del otro. Me pasa con las personas que más amo, entre esas están los hijos y los verdaderos amigos, no solo la pareja.
Por lo contrario, no nos involucramos en la batalla de la misma forma con quien no amamos. Pienso que amamos para vivir en una constante reconciliación. Y sin bien, a veces abandonamos en el camino la batalla del amor porque es más importante el amor propio, frente a quien no lucha a la par que nosotros por la reconciliación. Pasa que hay defectos que jamás aceptaremos del otro y tendremos que analizar qué tampoco nos perdonarán, por los nuestros.
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