Cada lugar se roba un poco de nuestro rastro y nosotros nos robamos un poco de cada lugar.
Todos necesitamos un lugar para recordar, para extrañar, para ir cuando cerramos los ojos.
Somos adictos a sentir, por eso amamos las calles esculpidas de miles de historias, pisoteadas y llenas de recuerdos.
A algunos que ya sabemos del tema anos gusta el martirio, el dolor, las historias ocultas que esconden las ciudades, lo bizarro de los lugares; escuchar las historias y descubrir que no hay nada nuevo en el arte de vivir, que cada historia tiene una retórica que inicia, se complica y se acaba. En ese círculo hermenéutico, ya vivieron, vivimos y vivirán, entender y gozar de esas historias que surgen en diferentes tiempos, lenguas, cambios de horarios y más; viajar, un placer que solo te da el impulso y el acto de moverte de tu hábitat natural.
Existen lugares en los que el viento trae consigo un sonido, que es imposible ignorar, es imposible sentir el viento denso que entra a través de tu vida y te refleja millones de anécdotas plasmadas, ahí.
Mientras caminas, todo lo que imaginas, es. Todo lo que dejas, alguien se apropia de ello, y cuando regresas, ya no eres el mismo. Es inevitable llevarse consigo una canción, una palabra, un sabor; y dejar a su vez una sonrisa, una lágrima y una voz.
Viajar y leer un buen libro, o leer el libro y después ir, es una de las sensaciones más placenteras del mundo. Ir como Coelho en busca de algún Aleph, o encontrar al Aleph en alguien.
Tener un amor de verano, de esos que parecen eternos, de eso que se enamoran enseñando palabras. Vivir siendo turista, poder justificar la torpeza y reírse de ella.
Viajar te muestra que hay un mundo que vive sin ti, que no eres el centro del mundo, pero también te hace un descubridor de historias, un conquistador de momentos que tu alma indudablemente necesita vivir.
Ve y descúbrete en otro lugar.
Una frase que siempre traigo a mi mente después de un gran viaje es:
«Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida»
LIN YUTANG
Con Amor, Sol
Viajar es un estimulo a los sentidos
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