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Añadir cierto tipo de iluminación al sitio donde se tiene sexo puede ser un gran estimulante. La luz encendida, esa que permite ver cada detalle del cuerpo y el rostro, es la opción perfecta para quienes tienen desarrollado su gusto por el sentido de la vista.

A diferencia, quienes prefieren dar un toque de romanticismo, pueden adecuar una luz tenue o incluir velas. Con esta elección se genera misterio al ver sombras de las siluetas del cuerpo. El sentido del tacto juega un papel importante.

Como en todo, hay personas que prefieren tener la luz completamente apagado. Con esta opción, el sexo se disfruta más si se incluyen con vehemencia los sentidos del tacto, olfato y oído. Es así como tocar, rozar con la nariz, hablar o poner música, le imprimirán al momento más toques de placer.

Ahora, ¿qué pasa si a ti te gusta follar con la luz encendida y a ella o él sin rastro de iluminación?

Mi primer consejo es conciliar con la pareja cuándo se explorará con bombillo, lámpara, vela encendida o sin iluminación y estar presto a aceptar la alternativa elegida, así no sea la que más nos gusta. También es importante, segunda recomendación, seducir más a quien se motivó a explorar con la opción que no es de tu gusto. Aunque no lo crean, una luz apagada o encendida puede determinar el buen o mal polvo que se tuvo. Los caprichos en el sexo existen.

Por último, los hombres son más visuales y se ha dicho que prefieren tener sexo con la luz encendida. Mi invitación, en esta ocasión, va dirija a las mujeres para que se motiven a encender las luces por completo, sin dudar en mostrar su cuerpo.

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