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Este 8 de agosto se celebra el Día del Orgasmo y con ello queda demostrado que en el mundo se puede conmemorar, homenajear, recordar o aplaudir al sexo, lo que me parece estupendo.
Esto reitera que se puede dar relevancia a las cosas que lo ameritan en realidad y nadie puede dudar que sin orgasmos no se puede vivir; es más, se puede vivir sin pareja, pero jamás sin orgasmos.
Y cuando hablamos de orgasmos, todos ponemos cara de ‘ponque’. Sabemos lo delicioso de ese momento corto, muy corto que nos obsequiamos o nos obsequian.
Digo obsequiamos porque el primer orgasmo que muchos sintieron, seguro en su adolescencia, se pudo originar tras una masturbación, la cual nos ha acompañado a lo largo de la vida, como una buena amiga. ¿O no?
Pero no me quiero estancar en la masturbación como la única forma de hallar placer, ni en si se acude a un amigo o la pareja para conseguirlo. Voy a hablar de mi percepción de lo que hay alrededor del orgasmo.
Por ejemplo, nos han preguntado o hemos lanzado el interrogante: ¿cómo describirías un orgasmo? Y las personas se detienen a buscar las palabras precisas para responder. Más allá de esto, creo que la pregunta que nos debemos formular es: ¿por qué quieres un orgasmo en tu vida?
Yo podría responder que las mujeres, si pudiéramos, tendríamos un altar de orgasmos. Porque siempre hay unos mejores que otros. Pondríamos los top 1 en un lugar donde los podamos recordar. En un parte casi imperceptible estarían los regulares o los que nunca fueron.
Los hombres, por su parte, pondrían un altar con los orgasmos top 1 y de ahí en adelante todos podrían ser top 2. Lo digo porque considero que las mujeres somos más exigentes cuando de este instante de placer se trata. Con él nos llenamos de energía, nuestras mejillas se sonrojan y vamos felices por la vida.
Los hombres sienten placer, pero son conscientes de que pierden energía. Por eso dejan de hablar, se quedan dormidos, mientras hablamos como locas en el pos sexo.
Ahora, al conocer que el orgasmo es diferente en hombres y mujeres, podemos solicitarles a ellos que nos regalen muchos, mientras los dejamos descansar cuando nos han permitido sentirlos. ¿Les parece bien si cerramos el trato en este instante?