La magia del amor o del encuentro entre un hombre y una mujer empieza por un beso. Cuando dos personas se gustan, la manera de expresarlo es con un beso. Cuando cupido hace de las suyas. Entonces se toca al cielo, con los labios.
Tal vez besar a un hombre no es una ciencia exacta, pero lo que sí está claro que cada día las mujeres debemos ganar en nuestra autoestima e invocar a la diosa femenina que habitamos dentro.
El tema es más profundo que besar por besar, de tener sexo por tener sexo. La relación de pareja, la construcción de un amor comprometido toca otras esferas, que traspasan ese hilo invisible del poder que habita en cada mujer. Esto tiene que ver con la conciencia, con la seguridad en nosotras mismas, con la manera como nos relacionamos con los hombres, con nuestras creencias sobre los caballeros.
A menudo escuchó a mis amigas quejándose de que la relación con su novio o marido no está muy bien. Eso no es ni bueno, ni malo. Solo que a veces, pasamos por alto ciertas señales en ese preludio romántico o etapa de enamoramiento. Tal vez nos dejamos llevar por lo externo, pero no vemos ni observamos lo que tenemos que ver, solo nos dejamos llevar de la atracción física, así el caballero demuestre en la primera cita, que para calmar la sed tiene que tomar varias cervecitas o que sus modales no son propiamente los de un hombre seguro de sí mismo, sino… y después….
En la primera cita, se sabe todo. Mujeres no nos llamemos a engaños. Las señales hablan más que las palabras. Si quieres saber quién es el chico que te arrastra el ala, observa cómo se comporta en la primera salida. La gente, demuestra su estilo desde el primer instante.
Quería dejarles este preámbulo para que tomemos conciencia de la importancia de cultivar una buena autoestima, antes de empezar a hablar de los secretos para convertirte en una mujer irresistible que besa como una diosa.
El arte de besar es una de las formas más antiguas de expresar amor,cariño y pasión. Involucra tres sentidos: el gusto, el tacto, el olfato.
Hay diferentes clases de besos: apasionados, sensuales,amigables, tiernos. Todos dependen de la situación y el tipo de relación.
La apariencia es clave. Los hombres son visuales. Así que cuida tu aspecto personal. No significa que te pongas atuendos demasiado sugestivos. Sabes, según las conversaciones y entrevistas con más de 500 hombres que inicié, cuando decidí transformar mis creencias sobre el género masculino, para verlos desde otra manera, descubrí que algunos son de un mojígato subido.
Claro que no voy a decir que a cualquier hombre se le van los ojos cuando aparece una dama con un atuendo demasiado sugestivo. Inmediatamente el cerebro reptiliano se pone en alerta. Pero si, quieres conquistarlo no para un ratito, cuida tu estilo.
Bueno, no se trata de puritanismo. Sino de mostrar con estilo y elegancia. Esto podría sonar a machismo. Pero, en el arte de la seducción, hay que cuidar los detalles.
Un tema, primordial, el cuidado e higiene dental. Así mismo debes preocuparte por mantener un buen aliento. La halitosis aleja hasta la más guapa de las mujeres y el más churro de los hombres. Wow!. La higiene bucal, es un hábito de oro.
Mantén tus labios humectados y con poco maquillaje. Crea el preámbulo adecuado. Haz que el momento sea mágico. Quizá un sonrisa picará, podría despertar el interés en el hombre que te interesa. Cuidado con morder demasiado brusco, la idea es hacerlo pero con sutileza.
Miralo fijamente, acaricia suavemente sus manos y empieza con besos suaves, ve aumentando la intensidad, observando o percibiendo la entrega de tu pareja.
Recuerda, que es importante observar las expresiones corporales de tu chico. Besar, es un arte. Hay besos que desenamoran, desencantan a una mujer, así el hombre sea el más bello del mundo. En el amor y la atracción no solamente influye la belleza física, sino la belleza del alma.
Asegúrate de llevar un buen perfume o colonia para intensificar y hacer más agradable el momento y evitar malos olores.
Una buena postura es esencial. Adopta aquella que te permita sentirse con más comodidad y te brinde la cercanía necesaria para poder besarse y mirarse.
Relájate. Trata de encontrar un ritmo sincronizado con tu pareja. No beses con los labios apretados. Hazlo con suavidad y ternura, o con pasión y determinación.
Respira profundo y disfruta el momento al máximo.
Un buen beso no se dá solamente con la boca. Utiliza tus manos para acariciar tiernamente a tu pareja o para sujetarla con más firmeza.
Aprovecha la proximidad para intercambiar abrazos y sentir más cerca sus cuerpos.
Descubre el tipo de beso que más le guste a tu pareja. Atrévete a conversar sobre lo que no te gusta y no te gusta.
Utiliza tu lengua con discreción al principio. Es cuestión de gustos y asegúrate que tu pareja se siente a gusto con tus jugueteos. El arte de besar implica aprender a conocer mutuamente.
Ah! y primero date tu toque como mujer. Hazlo esperar. No tan fácil. Las escenas de las películas americanas en donde en la primera salida pasada de todo, son solo escenas en la vida real, las mujeres tenemos que dejarnos conquistar. Lo fácil no dura mucho. Hay que cambiar el paradigma y esto va para hombres y mujeres. Esa creencia de que las mujeres no pueden, pero los hombres si, está pasada de moda.
La pregunta del Coach de corazón: Giovannafuentes@yahoo.com.
¿Cómo sería tu relación de pareja si recuperaras a la diosa que habita en ti?
¿Qué deseas en una relación?
¿Cómo te ves a ti misma?
¿Y si me caso qué?
A propósito de los asuntos del corazón, la actriz barranquillera, Luly Bossa, vuelve a las tablas con su monologo ¿Y si me caso qué? en el teatro Santafé. Esta obra es dirigida por Juan Ricardo Gómez. La polifacética actriz entrega en este espectáculo una mirada especial sobre el matrimonio y sus fallidos intentos para concretarlo. Alegre y arrolladora la actriz te pondrá a reir, a cantar, a llorar en una hora de aventura.
La letra y música es compuesta por ella, y nacen de las vivencias que va relatando en escena. María la protagonista lleva casi treinta años haciéndose la misma pregunta. ¿Por qué siempre atraigo a hombres inmaduros? Después de acumular relaciones fallidas, ella misma descubrió la respuesta: los hombres maduros no existen, porque los especímenes del género masculino pasan directamente de inmaduros a viejos verdes, sin hacer tránsito por ninguna otra estación.
Es una obra que esconde un profundo análisis sobre las relaciones de pareja, el tema de la soledad, los temores sobre la creencia de que a las mujeres después de cierta edad las deja el tren y que hay que cumplir con todos los parámetros sociales antes de abandonar el planeta.
Es una sincera disquisición, acerca del matrimonio, esa doble institución sobre lo que todo está dicho, pero nada está claro.
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