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En medios digitales se hallan artículos en los que se invita a usar ciertas frutas para aprender sobre la masturbación. Papaya, melón, mandarina son algunas que al cortarlas por la mitad se asemejan a la vulva de la vagina.

Esta invitación es como tener sexo con alguien ajeno a tu pareja para prepararte para ella cuando seas experto en chuparle los genitales, besarla, penetrarla y dejarte penetrar. En verdad, el descubrimiento del propio placer se da en gran media por la masturbación que aparece en la adolescencia y se refuerza en la juventud y vida adulta. Luego tocando otros cuerpos… en definitiva, no a las frutas.

Por ello, declaro que las frutas están para comerlas, y por qué no, para usarlas como objetos de fetiche, no para emplearlas en ensayos en lo que se busca aprender a dar placer a una mujer. Si usted quiere saber qué nos gusta más, pues mejor ensaye escuchándonos o leyendo nuestro cuerpo.

El cuerpo de la mujer habla, se expresa y su vagina no lo disimula: se humedece e hincha. Es su lenguaje.

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